El maestro de realismo clásico, nacido en Chicago, ha producido una obra ampliamente reconocida por su técnica inconfundible y el enfoque de su estilo. El padre de Whitaker era un artista, y de él Whitaker estudió los conceptos básicos de su oficio. Él aprendió la importancia de la figura del dibujo, las técnicas de mezcla de pintura y los fundamentos de la composición. Esta firma de puesta a tierra en la pintura académica condujo Whitaker para unirse a la facultad de la Universidad Brigham Young, donde durante doce años ha impresionado a sus alumnos la importancia de establecer una sólida técnica antes de intentar una pintura de estilo personal. Tres cosas caracterizan y de hecho son el sello distintivo de estilo maduro de Whitaker. En primer lugar es su interés por el misterio y la sensibilidad de los sujetos femeninos. Él encuentra la dificultad de hacer que la suavidad de la forma femenina en una obra de arte una fuente inagotable de desafío. El rostro femenino, preeminente en su obra, especialmente es la imaginación del artista. Segundo, Whitaker reconoce que pinta formas ideales. Trabajando a partir de modelos, dibujos o fotografías, se produce conscientemente las imágenes que resumen una especie de belleza universal en lugar de producir retratos de individuos. Este acoplamiento del idealismo con realismo explica el extremadamente amplio atractivo que su obra ha disfrutado. Finalmente, la formación clásica de Whitaker es más evidente en su descripción muy eficaz de la pañería. Él ejecuta tela experta en pintura y tela usada como medio de unificar su composición.
