Artista nigeriano Arinze Stanley trabaja con lápices grafito y carbón, en hojas grandes de papel, para crear enormes retratos. Pasa más de 200 horas en cada obra de arte, Stanley se encarga cuidadosamente de los más mínimos detalles en cada pieza para capturar los reflejos de la luz, gotas de sudor, o enredos de pelo.
Donde algunos artistas hiperrealistas se inclinan hacia la perfección idealizada, Stanley se centra en el realismo puro, la infusión de retratos con un crudo sentido de la emoción y el drama. La escala de cada pieza, siempre un poco más grande que la vida, añade un aspecto tridimensional extraño.
