Hace una semana, Konstantin Altunin realizó una exposición de su pintura en el recién inaugurado Museo del Poder. Sus exquisitas pinturas, notablemente influidas por el expresionismo alemán, se valen de elementos sexuales, religiosos y comunistas para criticar la endogamia puritana de un régimen que no se distingue en nada de aquél que sucedió.
La exposición tuvo por nombre “Líderes” y entre las piezas destacaban dos pinturas: una muestra cómo Putin peina los tersos cabellos de su primer ministro, ambos con un sensual cuerpo femenino y un escalofriante rostro inexpresivo. La otra exhibe el cuerpo desnudo y tatuado con elementos religiosos, mortuorios y soviéticos del venerado líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa, el patriarca Kiril, quien ha permitido los excesos del régimen.
