Realismo social de Horacio Ferrer
Horacio Ferrer de Morgado (1894-1978), partiendo de una formación academicista, protagonizó uno de los pocos episodios que puede calificarse de realismo social durante la primera mitad del siglo XX. Tras el estallido de la guerra civil su pintura abandona el simbolismo, el naturalismo y el art decó para dotarse de connotaciones políticas y sociales. Con su obra Éxodo, participó en el Pabellón de la República en la Exposición de París de 1937 donde compartió escenario con el Guernica de Picasso.
A Ferrer le unió un vínculo especial con Segovia ya que trabajó como restaurador y decorador de numerosos edificios públicos, oficiales o privados y entre ellos destaca las obras realizadas en la bóveda sobre el coro de la Colegiata de La Granja de San Ildefonso y en el techo del salón de Recepciones, del palacio de Riofrío, con escenas de caza de inspiración centroeuropea. Pero fue en el retrato donde cultivó su gran género, con obras como 'La pequeña salvaje' y 'Retrato con bañistas' muy en primer plano sobre un fondo difuminado, que hacen que el pintor cordobés sea «uno de los mejores retratistas de los años 30».