Ferdinand-Victor-Eugène Delacroix fue un pintor francés. Pintor francés. Aunque nacido en el seno de una familia formada por Charles Delacroix, político de profesión, y Victoire Oeben, que pertenecía a una familia de artesanos y dibujantes, se da prácticamente por seguro que su padre fue Talleyrand, un diplomático amigo de la familia.
Se formó en el estudio de Pierre Guérin, pero debe sus rasgos estilísticos a Géricault y Gros, coetáneos a los que admiró, y también a Rubens y los venecianos. Fue también un gran admirador de la pintura inglesa.
En 1822 presentó por primera vez una obra en el Salón, La barca de Dante, y en 1824 compareció de nuevo en el certamen con La matanza de Quíos, cuadros ambos que fueron adquiridos por el Estado francés, a pesar de la fuerte polémica que provocaron. El pintor se inclina en estas primeras obras por temas que le permiten expresar una gran intensidad emocional, plasmada con colores brillantes y gran libertad expresiva.
Son estas creaciones las que lo convierten en la gran figura del Romanticismo francés, estilo del que se consideran obras particularmente significativas La muerte de Sardanápalo y La Libertad guiando al pueblo. En ambas, las figuras dibujan una línea diagonal, que constituye el eje compositivo del cuadro, al estilo de Rubens, creando una intensa sensación de movimiento y vitalidad.
Primeros años. En 1815 siguiendo la recomendación de su tio, el pintor Henri-Francois Riesener entra en el taller del pintor neoclásico Pierre Narcisse Guérin, donde Théodore Géricault y el Barón Gros fueron sus maestros. Visitaba frecuentemente el Louvre, estudiando y copiando a los grandes pintores que admiraba: Rubens, Velázquez, Rembrandt, Paolo Veronese, y se debatió entre la tradición y el clasicismo y el deseo de hallar, tras las apariencias, la realidad. El pintor paisajista Bonington le enseñó a pintar la naturaleza. Raymond Soulier le inició en la acuarela.
En 1827 expone La muerte de Sardanápalo, un cuadro en el que hace gala de una de sus más espléndidas combinaciones del color. Con un trazado lleno de vigor, tras un esbozo al temple hizo una serie de estudios parciales al pastel y, después, al natural. El cuadro fue vendido en 1847 a M. Wilson, que lo instala en su castillo de Brie, lo que provocó un grave deterioro del cuadro, y requirió una difícil restauración.
En 1827 expone La muerte de Sardanápalo, un cuadro en el que hace gala de una de sus más espléndidas combinaciones del color. Con un trazado lleno de vigor, tras un esbozo al temple hizo una serie de estudios parciales al pastel y, después, al natural. El cuadro fue vendido en 1847 a M. Wilson, que lo instala en su castillo de Brie, lo que provocó un grave deterioro del cuadro, y requirió una difícil restauración.